No te quiero olvidar
Hay cosas que debo decir, pero no en voz alta. Me enfrento a la pérdida de una mente que habrá a olvidar, porque sé que lo haré, eventualmente; no con saña y espero que sin despecho, pero conozco lo fugaz de mis amores y al reloj que cuenta mis latidos. A él quiero recordarlo.
Ha vuelto a mí, sin razón aparente pero llenando el espacio que necesitaba. Ha vuelto a tiempo, en la hora precisa y con las agujetas amarradas.
No mira mis ojos, pero yo miro los suyos en intervalos de tiempo, cuento los lunares salpicados en sus mejillas y sonrío por los gestos que se dibujan en las líneas que le construyen. Habla de tristeza y derrota, pero consigue sacarme carcajadas del pecho que aflojan nudos y me dan más aire.
Sé que ha madurado, lo veo cuando flexiona los músculos de sus brazos para acompañar su monólogo, en sus hombros que se tensan a causa del silencio y lo escucho en su voz al pedir perdón por algo que ya me había obligado a olvidar.
Quizás él avanzó mientras yo retrocedía entre humo y licor, quizás sus brazos ahora pueden enredarse en mí de la manera en que antes no podían, o a lo mejor estoy lo suficientemente sola para bajar la guardia.
No puedo ayudarlo y mi parte racional sabe que él tampoco puede hacer algo por mí, pero no puedo orillarme a sentir preocupación, en realidad no quiero. Solo deseo quedarme junto a él, escucharlo mientras me cuenta cómo estuvo su día y sentir que ésta vez nos daremos más de lo que habremos de quitarnos.
Buen escrito aunque algo triste, leerlo fue un poco desolador
ResponderBorrarLa vulnerabilidad en su estado más puro! Me encantó. Aunque me dejó sintiéndome un poco triste.
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