La casa que dejaste

Últimamente no me nace respirar.

Recorro los pasillos con los ojos cerrados, escuchando el eco lejano de tu risa. Me detengo frente al comedor y deslizo mis pies, evocando cuando tus brazos me sujetaban por la espalda y me hacías bailar. 

Para ese punto ya bebí un cuarto de la botella. La ventaja de tu ausencia es que el alcohol me dura más... Excepto por días como éstos, en donde me brota la necesidad enferma de recordarte y termino de cuclillas frente al inodoro, devolviendo tequila y una parte del rencor que me quedó sembrado dentro, pero sin sacarte a ti. 

Quemé el álbum de fotos que armamos juntas, lo hice entre nubes y casi no me dolió. Destruí los osos de felpa y le regalé a nuestra vecina la ropa que me inmovilizaba y me regresaba a tiempos tuyos. A veces pienso en también quemar la casa. Me quedo con el encendedor en la mano, mirando la flama que baila y se va. Recostada en el suelo que aún desinfecto, me escondo el encendedor. Temo hacerla arder conmigo dentro.

Ya hasta el gato te olvidó. Aún maúlla de vez en cuando en tu lado de la cama, y desaprueba en silencio mi comida, extrañando la tuya; pero ya no se mata de hambre ni se desvela por ti. Soy yo la que sigue aferrada a la última foto, esa que pusiste debajo de mi almohada antes de irte. Soy yo la que mira cada tanto la puerta, escuchando el fantasma de tus llaves antes de abrir. 

Últimamente no me nace respirar, pero lo hago. 

Comentarios

  1. Es un escrito muy bello que me hizo ver los sentimientos que provoca la partida de una persona

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  2. Muy buen texto que retrata perfectamente los sentimientos no resueltos que deja la pérdida de alguien en nuestras vidas

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  3. Karla D.
    Me parece un escrito muy reflexivo y bonito donde hace notar los sentimientos y emociones que provoca la pérdida de alguien importante para nosotros.

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