Salvación y destrucción

 Que el amor nos salva, dicen. 

Que saca lo mejor de nosotros y estalla fuegos artificiales en nuestras entrañas. Que el amor es la maravilla que sana a los enfermos y motivación para los que escalan montañas. 

Pienso en los que admiran a la luna sin cuestionarse jamás sobre la cara que permanece oculta, le cantan y le aúllan a un astro que realmente no conocen. 

Al amor le escribimos poesía y le llenamos de flores, letras que arderán y rosas que habrán de marchitarse. 

El amor nos salva hasta que nos destruye, hasta que nos hunde en el agua helada y espera a dejarnos sin respiración. Los fuegos artificiales sueltan chispas y a veces terminan quemándonos por dentro. 

No se sale con vida del amor. Te quedas con espacios vacíos, las piezas de un rompecabezas perdidas debajo del sofá. A veces descubres que te quedaste sin versos y escupes sangre, los ojos se te inundan y quedan abandonados en la oscuridad. 

Nos contaron historias de la luna y siempre ocultaron pedazos de realidad.

Dicen que vamos a amar y amar, que es lo que siempre vamos necesitar. 

Que el amor nos salva, dicen. Pero, ¿quién nos salva del amor?